por Antón Merikaetxebarria
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Un profesor judío ve cómo su familia se desintegra en progresión geométrica a los cambios que experimenta la sociedad circundante.
Estrafalarios personajes y situaciones harto peculiares en un título a contracorriente, que arranca con un prólogo enmarcado 100 años atrás en una tragicómica referencia polaca, en sintonía con los hechos contemporáneos que vienen a continuación
Los hermanos Coen atacan de nuevo, ahora con una comedia de corte autobiográfico, donde sus raíces hebreas son puestas en entredicho mediante el humor absurdo propio de los autores de 'Crueldad intolerable', pasado por el tamiz del más irónico Woody Allen. Se trata de un extraño filme, en las antípodas de 'No es país para viejos', protagonizado por un profesor judío cuya familia se desintegra en progresión geométrica a los cambios que experimenta la sociedad circundante. Lo cual da pie a un sarcástico teorema fílmico, rodado con su proverbial negrura por los incansables cineastas, cuyo caricaturesco sentido del humor puede no ser plato para todos los gustos.
Un poco al estilo de aquel chiste sobre parejas en el que Shloime se despierta a las 4 de la mañana y sacude levemente a su mujer Sara, llamándola con voz susurrante. Sara abre un ojo y pregunta: ¿Qué quieres? Quiero hacer el amoooor, dice Shloime en 'yiddish' y por lo bajinis. ¿Y para eso me despiertas? ¡Si ya sabes donde está todo! Estrafalarios personajes y situaciones harto peculiares en un título a contracorriente, que arranca con un prólogo enmarcado 100 años atrás en una tragicómica referencia polaca, en sintonía con los hechos contemporáneos que vienen a continuación.
A partir de ahí, lo religioso y lo profano se dan cita en 'Un tipo serio', ribeteado por sujetos con abundante mala uva metidos en empresas que les sobrepasan, entre las que no faltan alusiones sexuales a cargo de una despendolada vecina, con lo cual la película toca todos los palos. Por si fuera poco, la llamativa ausencia en el reparto de actores y actrices de renombre llama aún más la atención, si cabe, sobre los malévolos propósitos de los Coen. Sobre todo por lo que respecta al protagonista, Michael Stuhlbarg, excelente actor teatral, nominado a los Premios Tony por su trabajo en 'The Pillowman', capaz de hacer creíble su personaje por la cantidad de matices que atesora, realzados por su magnífica dicción, disfrutable sólo en la versión original.
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Tráiler de 'Un tipo serio'.